En escritos anteriores hemos estado hablando de la largada, de como abordar los primeros kilómetros y de la importancia de la hidratación. Si llegaste hasta aquí en nuestro recorrido imaginario seguramente has hecho bien los deberes.
Ya anticipamos que el circuito de los 10 k de la Fundación de Leandra Barros es un circuito muy técnico dada la cantidad de retomes que posee. Tomar un retome implica frenar a cero sobre la cinta asfáltica y alcanzar nuevamente el ritmo de competencia al cual veníamos.
Uno de los graves errores que solemos cometer es tratar de recuperar el ritmo perdido casí en forma espontánea luego del giro. No se desespere deje que el cuerpo vaya de menor a mayor incorporándose a la competencia. No busque apretar el paso rápidamente a la salida del retome ya que ello puede implicarle una abrupta carga de ácido láctico en los músculos, restándonos energía que será necesaria para el resto de la carrera.
En el circuito callejero de laos 10 k de la Funsación de Leandra Barros tendremos tres retomes: El primero, ubicado sobre la intersección de Jauretche y calle Lavalle a la altura del kilómetro 6,5, el segundo, sobre Pte. Perón y Balboa (km 7) y el último retome nada menos que en el km 9 en la intersección de boulevar Rocha con la Avenida Alsina.
Allí seguramente los que van y vuelven se mirarán de reojo para darse alcance o para evitar ser alcanzados. Dos atletas que intenten ganar la prueba comenzarán a medir la energía que queda allí, tal vez alguno salga eyectado desde el último retome esperando que el adversario no pueda seguirlo, escuchará atento como respira, si sus zapatillas golpean en el piso o si la sombra sigue junto a la suya.
Cuálquier diferencia por más mínima que sea a partir de ese último kilómetro puede ser crucial en la definición de la carrera. Los atletas buscaran el aplauso del público que empuje hacia la meta ya desde la plaza de los inmigrantes, atravesarán la avenida por las esquinas más pintorescas de la ciudad, las sirenas de los coches guía encendidas, si logran encontrarse con la mirada se sarán aliento mutuamente, y hacia la recta final, faltando solo uno 200 metros se jugarán la vida para quedarse con la gloria.
Y así cada una de las 7000 almas que seguramente estarán presentes se llevará el mejor premio, los aplausos del público, el abrazo de sus familiares, el ser modelo e inspiración para sus hijos, y seguramente la emoción de haber sido una pequeña parte de la historia que empezó el 26 de abril del 2011 y que seguramente se continuará escribiendo en el tiempo.
Lic. Gerardo Ruiz